septiembre 02, 2014

Nosotros

Él y yo siempre hemos sido un par líneas paralelas que a veces se acercan, pero nunca llegan a tocarse.

Valeria ML

agosto 18, 2013

Un Beso

A Paula

Miró a su alrededor, no había otra forma de escapar al torbellino de soledad que la arrastraba a su centro, sólo estabas tú, eras lo único a lo que podía aferrarse.

Fueron tus manos las que la sujetaron y tus ojos oscuros como noche que pide ser explorada, los que la llevaron a ti. Encontró un sitio en tu corazón y se quedó ahí estática como un colibrí ante una rosa. Tus brazos fueron un nido perfecto.

Lo que la convenció fue tu boca, sólo tuviste que regalarle un beso para que se quedara.


Valeria ML

La Judía

Bruja que va al Sabbat
Remedios Varo
Era muy extraña, nadie había conocido a una bruja judía, y mucho menos a una que cumpliera al pie de la letra las leyes hebraicas. Eso era lo más raro en esta mujer, pues existe la creencia de que las brujas son lo opuesto a una mujer común, que van en contra de alguna religión o de una sociedad, pero ella no.

Sólo comía Kosher y preparaba pan ácimo, celebraba las fiestas y no faltaba nunca al Sabbat. Nadie la vio hacer algo indebido - o quizá nadie se atrevió a decirlo, porque también deberían admitir que la habían consultado para algún trabajo – es por eso que ni los rabinos podían arremeter contra ella, la respetaban por ser buena judía, por obedecer las tradiciones.

Nunca se supo su edad, pero mi abuela decía que ella se mantenía joven “serán algunos de sus trucos, desde que yo me acuerdo ella es así” y quizá era eso, pero nadie se preguntaba lo evidente.

Un día no estuvo más, no apareció en la sinagoga, ni en la celebración de la pascua, nadie la vio en el mercado, ni en la plaza, así se dieron cuenta de su muerte. Llegaron sus parientes y se sentaron en el piso, los rabinos leyeron la Torah, se prendieron velas y se ofreció comida a los invitados, pero nunca pudieron mantener cubiertos los espejos, porque ella aparecía y volvía a destaparlos.



Valeria ML

agosto 17, 2013

Luna

La luna gira redonda en mi mano, me hipnotiza con su movimiento. Al mirarla pareciera que el conejo corre y la hace ir cada vez más rápido. Es hermosa, pero no es mía “acércate –le digo- estoy enamorada de ti” pero ella no me contesta, sigue su movimiento y se sostiene en mi mano con más fuerza.
      
Pronto estoy mareada, pero no dejo de verla y así, como si nada, se transforma en un gran elefante blanco. Barrita, agita sus orejas, me mira con sus ojos redondos y me lo dice todo. No me resisto, soy suya.

Cierro los ojos por un segundo, al abrirlos el gran animal ya no está, ahora sólo hay nubes de tormenta. Se acerca la peor, pienso: “me destruirá si no me refugio”. Corro a ocultarme bajo un puente, pero desaparece cuando me acerco.

La lluvia no me deja ver nada y me cubre por completo, tengo miedo, pero al elevar la mirada, ahí está de nuevo la luna, girando en medio del cielo.


Esa luna no es la mía, ésta me mira benévola y dispersa la tormenta, me dice en secreto “te quiero”. Ella no gira, ni se sujeta a mi mano, sólo flota, seduciéndome, me descubro en su centro: soy un caracol brillante con su propio ritmo en su propio tiempo. Todo es silencio.


Valeria M.L.

agosto 14, 2013

Soneto

Cerca de ti, ¿por qué tan lejos verte?
¿Por qué noche decir, si es mediodía?
Si arde mi piel, ¿por qué la tuya es fría?
si digo vida yo, ¿por qué tú muerte?

Ay, ¿por qué este tenerte sin tenerte?
Este llanto ¿por qué, no la alegría?
¿Por qué de mi camino te desvía
quién me vence tal vez sin ser más fuerte?

Silencio. Nadie a mi dolor responde.
Tus labios callan y tu voz se esconde.
¿A quien decir lo que mi pecho siente?

A ti, François Villón, poeta triste,
lejana sombra que también supiste
lo que es morir de sed junto a la fuente.

-Nicolás Guillén

agosto 12, 2013

Maravillas Con Variaciones Acrósticas en el Jardín de Miró

A tientas va la música
de pronto surge clara
                                 claro inventor de estrellas
maravilla
irisada
de           rostros puntuados
osa mayor
                                  cabellera perdida de Berenice





Rastro en el cielo de cometa único
sueña el siglo por ti rumor de lunas
volando de señales letras duendes
que dan saltos mortales en los rotos espacios

Anfibio deslizado lo mismo entre las algas
como resbaladizo por la arena o las nubes
Eclipse entenebreces los astros conocidos
iluminando el mundo de las nuevas luciérnagas

Titilas contemplando sonrientes los ojos
y renegamos por ti las flores cada día
Quisiéramos pescar tus peces insolubles
ser un invento tuyo desde el abrir del alba

Paraíso perdido que extravió la tierra
nadie podrá partir sin decir que lo ha visto
que las constelaciones bajaron a los árboles
que con su pis un niño dibujó maravillas

Enredado en tus hilos en tus telares tramas
la reducción de todo un idioma inefable
Con los más puros ojos hay que saber leerte
La luz halló de nuevo la perdida inocencia

Poeta en una mano el fuego y en la otra
un estampido alegre de líneas y colores
sabes de la palabra pintada del secreto
que le roba la llama al sueño de la arcilla.
Rafael Alberti