octubre 04, 2012

La Cena



Había pasado toda la tarde en la cocina preparando un platillo tras otro, esmerándose en cada detalle.
Partió los vegetales con cuidado, no había una rebanada más grande que otra, todo en perfecto orden. Terminó de condimentar, freír, hornear. Limpió la cocina y puso la mesa, quedó hermosa con la vajilla fina y un ramo de flores en el jarrón.

Cuando tuvo todo listo subió a la habitación, se puso el vestido, se peinó y bajó de nuevo.

Sirvió los platillos sólo para ella, tomó el tenedor y comenzó: partió un pedazo, lo puso en su boca  sintiendo cada uno de sus sabores, continuó masticando despacio y destapó una botella de vino, sintió el aroma dulce y se sirvió. Continuó así hasta saciarse, incluso después cuando ya no pudo más. Quedó ahí, sentada en la mesa para siempre.

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