febrero 28, 2013

Ningún Final



Le habían contado que debía tener miedo de las brujas. De esas mujeres con narices deformes, verrugas en la cara, que viven solas, alejadas de los otros y cuya única compañía es un gato negro. Que son malvadas, que buscan hacer daño a otros y siempre impedirán los amores verdaderos.

Alguien le dijo que debía ser como las princesas de los cuentos: siempre gentil, bondadosa, sencilla, obediente y que de esa manera, mágicamente descubriría al valiente caballero con el que viviría feliz para siempre.

Ella les creyó: tuvo miedo de las brujas y fue la princesa, hasta que un día el príncipe se fue sin dar explicaciones, el hada mágica no apareció para ayudarla, y no existió ningún final feliz.

Entonces, volvió a ver a las brujas: no siempre son feas, tienen ese sexto sentido que las mantiene alerta, son decididas, seguras, saben lo que quieren, lo buscan y no dejan de intentar hasta el último momento; conquistan, son mujeres tan libres que bailan desnudas a la luna. No se preocupan por la felicidad de otros, sólo de la suya; así se dio cuenta de quién era, decidió reconocerse como bruja.


Valeria ML

1 comentario:

  1. Tan fácil como eso amiga... seamos mas brujas que nadie y como nunca... te quiero

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